El Nautilus 5711 se ha convertido en mucho más que un reloj: es un fenómeno cultural. Diseñado en 1976 por Gérald Genta, su silueta inspirada en una escotilla de barco rompió esquemas al presentar un reloj deportivo de acero en una época en la que Patek Philippe se definía por sus relojes clásicos y complicados.
Lo curioso es que, en sus primeros años, el Nautilus no fue un éxito inmediato. Su precio era tan elevado que muchos dudaban en pagar por un reloj deportivo de acero lo mismo que costaba un reloj de oro. Décadas después, esa visión cambió por completo: el Nautilus se transformó en el reloj deportivo de lujo por excelencia.
Cuando Patek anunció la descontinuación del 5711 en 2021, el mercado explotó. Las listas de espera crecieron hasta volverse imposibles y el valor de reventa alcanzó cifras que triplicaban el precio de boutique. Hoy en día, el Nautilus es un “blue chip” de la relojería: una pieza que combina lujo, estatus e inversión.
El caso del 5711 nos recuerda que Patek Philippe no solo fabrica relojes, fabrica mitos. Y como todo mito, su poder trasciende el tiempo.
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